Un ateo en misa de 12

 




Hacía muchos años que no iba a misa. Pertenezco a una generación a la que las familias solían obligar a asistir como parte de la educación. De mejor o peor grado, con vocación sincera o por interés, íbamos a misa todos los domingos, y debieron ser muchos, porque ahora, después de muchos años, sigo recordando pasajes enteros de la eucaristía, pasajes que puedo parafrasear mentalmente con el cura durante la ceremonia. Pero llegó un momento en que dejamos de ir. Mi madre no presentó batalla, seguramente resignada a lo inevitable y al entender cumplido lo que ella pensaba que había sido su deber. Sólo volví a la iglesia por motivos tristes o alegres, pero hasta ahora no había vuelto a escuchar misa rutinaria. Todo me resulta familiar, todo sigue igual, salvo que cuando dejé de ir nuestro obispo era Mauro y que ha cambiado ligeramente el Padre Nuestro. Aparte de eso y alguna cosa no esencial más, todo sigue como lo dejé.


No he experimentado ninguna conversión, no he caído del caballo, otras razones que no vienen al caso me han hecho regresar. La experiencia me ofrece un punto vista extraño en ese lugar desde el que observar un acto primordialmente religioso pero que no se agota en ese aspecto. No me interesa analizar su sentido religioso, tampoco sabría, pero me llama mucho la atención su papel civil, el importante componente social que muestra el hecho de que de forma periódica se reúnan los ciudadanos (aquí feligreses) y mantengan y renueven de esta forma sus lazos de unión en torno a una misma doctrina.

Quienes se encuentran en la iglesia cada domingo se reconocen semejantes en algo tan radical como son las creencias y los principios. La eucaristía tiene una función de aprendizaje y reciclaje. El cura tiene el conocimiento, unas nociones y unos principios que transmitir a la comunidad, algo que la comunidad también necesita para formar su propia estructura y protegerla. Con un método básico de eficacia probada, mediante la reiteración y la preparación de mensajes fácilmente asimilables, se dirige a los fieles para que interioricen aquello que todo aquel que quiera pertenecer a la Iglesia debe conocer y no olvidar. El mensaje va dirigido a mantener los vínculos entre los creyentes y de estos con la Iglesia y con Dios. Además de pasajes litúrgicos se hace una lectura de otros escogidos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los fieles acceden de esta forma al conocimiento de las fuentes, a la que para ellos es la palabra de Dios, nada menos.

La eucaristía es un acto religioso con un claro sentido ético que puede cumplir, y ha cumplido, un papel en la socialización, en la formación de la comunidad, en su cohesión y en la regulación de su convivencia. Muchas veces se ha hablado de la función política de la Iglesia, de su relación con el poder político, pero muchas menos se ha tratado la función que durante siglos ha cumplido en la consolidación de la comunidad y en la provisión de principios y normas que han regulado la convivencia de sus miembros en paz y respeto. Se ha reprochado muchas veces a la religión el sufrimiento que ha producido a lo largo de la historia, pero pocas veces se ha reconocido su papel cívico al proporcionar pautas éticas de fácil asimilación que han favorecido la convivencia. Me dejo llevar por la imaginación, que me transporta hasta una sociedad 3.000 años atrás, donde no hay más reino que el desgobierno, la lucha egoísta de todos contra todos y el triunfo inclemente del fuerte sobre el débil. Una sociedad donde los principios son egoístas y no alcanzan más allá del estricto ámbito privado Si tal cosa ocurriera abandonaría el poblado y me iría unos días a la montaña, de donde volvería con unas Tablas de la Ley asegurando a los demás que me fueron entregadas por Dios.

Somos herederos de la Ilustración. El lento proceso de racionalización, de desencantamiento, que nuestra cultura experimenta desde el Renacimiento, ha sacado en gran medida a la religión de nuestras vidas. Hoy nuestra convivencia está basada en principios éticos elaborados en el tiempo y legitimados por el acuerdo, no por la religión. Esos principios conforman las leyes y regulan los comportamientos cotidianos donde aquellas no llegan. Actuamos correctamente por respeto a la ley y por temor al castigo, pero también por respeto a los demás, porque nuestros principios no son estrictamente egoístas y están formulados teniendo al otro en cuenta y porque estamos dispuestos a ceder en nuestras pretensiones para poder convivir. Tenemos principios para asegurar nuestra convivencia y nos hemos propuesto que funcionen sin referencia divina. Sin embargo, para que esto sea posible, hace falta una formación ética, una educación que muestre esos principios y la razón para su cumplimiento, para que sean reconocidos y respetados por todos. El egoísmo no necesita aprendizaje, parece innato, viene de serie, pero la renuncia a él por algo tan extraño como el otro, los demás, los que no son de tu sangre, los desconocidos, los extranjeros, los que no tienen otra cosa que ser "humanos", la renuncia al egoísmo por los demás, aunque sean desconocidos, como digo, precisa un gran esfuerzo y una gran apertura. El papel de la educación resulta por esto absolutamente imprescindible. Sin ella no es posible la convivencia convencida sino tan solo la forzada por el peso de la ley, y hay mucho espacio donde la ley no llega.

Y al hilo:
- En la Iglesia se habla de bien y mal, de virtud y falta, se busca la verdad y se ofrece un proyecto de vida que procura el Bien. Podríamos coincidir en los fines, pero diferimos profundamente en los medios.

- No hay Vida sin organismos, Nación sin ciudadanos, Humanidad sin humanos. No hay Dios sin creyentes.

- Dios no hizo al hombre a su imagen y semejanza. El hombre hizo a Dios a su imagen y semejanza.

- Los ateos sabemos de Dios. Hemos tenido que reflexionar sobre él para llegar a negar su existencia.

- El término "ateo" es desafortunado. Encierra un absurdo y una servidumbre. El absurdo se produce al utilizar para definirse aquello que se niega, y la servidumbre se da a un lenguaje heredero de la religión que no ha inventado aun el término preciso.

- Al hablar de religión o ateísmo nos mantenemos dentro del marco de la religión. En el nombre "ateo" se cuela la referencia a aquello que se niega, y se otorga a Dios una entidad que sirve para definirme aunque sea negándolo. Al definirse como el que no cree en Dios ya se está contando con él, y eso no es radical. En Rubilandia habría rubios y no-rubios. En Capilandia habría rubios, morenos, castaños..., y hasta calvos.

- La religión ha determinado el lenguaje de tal forma que al ateo le resulta imposible ser coherente en la expresión. Le faltan palabras.

- La dicotomía racional e irracional se hace desde un planteamiento racionalista y la dicotomía teísmo y ateísmo se hace desde un planteamiento religioso.

- La reflexión acerca de Dios es prescindible, la reflexión acerca del mundo, obligatoria.

-¿Existe Dios? Esta pregunta sin respuesta concluyente lleva siglos planteada y permanecerá mientras exista el ser humano. Cuando alguien encuentra consuelo en la figura de Dios o modela con gusto su vida de acuerdo a ella, demuestra que Dios sí existe. Si te vale, existe.

- Una de las funciones más importantes de la religión es dar sentido al sinsentido de una vida que termina absolutamente con la muerte. La religión ofrece un relato esperanzador y proporciona sentido a la vida como un acontecimiento amplio que traspasa lo que para otros es el muro infranqueable de la muerte. Pero creer esto requiere fe y la fe es un don extraño inasequible a la voluntad. Yo no tengo fe.

- En mi concepción del Mundo Dios no cabe. Como Laplace ante Napoleón, no necesito tal hipótesis. Carezco de fe y no la ansío. Hoy no la necesito. No me bastan, pero tengo la razón, la intuición y el sentimiento. No aspiro a más. Concibo que hay cosas que no conocemos y cosas para las que no tenemos explicación, pero incluso para estas cosas tengo reservadas las facultades anteriores y sé que si ellas no pueden es que son incomprensibles de por sí. Concibo que no todo tiene sentido y que por ejemplo, la oportunidad que se nos brindó para existir fue una pura casualidad biológica que puede resultar desconcertante y absurda. A mí me maravilla. Acojamos al sinsentido si lo hubiera. Aspiremos a desvelarlo y a amoldarlo a patrones racionales y sentimentales, pero si no somos capaces de hacerlo es que a lo mejor no tiene sentido. Una muerte prematura, una enfermedad, un beneficio inesperado... pueden no tener ningún sentido ni intención. Y eso desespera más.

- Cuando vemos la diversidad biológica, la gran adaptación de los seres vivos a los diferentes medios, la extraordinaria maravilla de un cerebro o de un ojo, la grandiosa armonía de los seres vivos en la naturaleza y de los órganos y aparatos en un organismo, cuando aprendemos que todo es resultado de un proceso evolutivo de adaptación al medio en el que la aleatoriedad ha jugado un papel fundamental, cuando vemos todo esto, parece sin duda más razonable atribuir todo a la creación de una inteligencia infinita, ver en todo la creación de Dios, la obra maestra de un extraordinario diseñador. Pero a continuación la razón se sobrepone y es capaz de exponer detalladamente el proceso por el que se llega desde Luca, el primer ser vivo, a la situación actual mediante una diversificación provocada por la adaptación a los distintos medios. La religión da una explicación verosímil con una gran incógnita irresoluble. La biología da una explicación sorprendente sin incógnitas inexpugnables. Biología 1 Religión 0. Final del partido.

- Resígnese Dios a recluirse en el mundo infinito de la experiencia privada y resígnese la religión a unir a todos aquellos que tienen tal experiencia. Tal y como dijo Jesús, su Reino no es de este mundo.

- Un refrán con mucho escepticismo: A quien madruga, Dios le ayuda.

- La religión es una visión total del mundo y aspira a abarcar su gobierno en todos los puntos. Cuenta lo que hubo, explica lo que hay, dice lo que debe ser, anuncia lo que será. Es una gran construcción que apoya todo su peso en un pilar indemostrable que es la existencia de Dios. Cuando se cuestiona que Dios exista el edificio se tambalea, cuando se niega su existencia el edificio se desmorona.

- El cristianismo es la primera ética, que yo conozca, desde luego la más relevante, que funda la idea de humanidad como entidad constituida por todos los hombres, pero, por el hecho de ser hijos de Dios. Esa idea de humanidad necesita por tanto un soporte externo que la conforme como el flan necesita la flanera. Lo que hace el humanismo es retirar la flanera y dejar sólo el flan. Que no se desmorone.

- Como explicación y guía total, la religión empezó a decaer y a ceder terreno a medida que el hombre pidió su espacio y se fue acercando a la mayoría de edad. El Renacimiento es una etapa grandiosa porque comenzó la recuperación de lo que al hombre le pertenece por derecho.

- Cada equipo en su vestuario reza para ganar el partido. 90 minutos después todos miran al cielo, unos para agradecer su victoria, otros preguntando "por qué". No hay idea más flexible y adaptable que la de Dios.

- El ateo afirma: Dios no existe, mientras no se demuestre lo contrario.

- El creyente afirma sin razón. Ni falta que le hace. El ateo niega porque no tiene fe. No precisa herramienta tan exótica. Al agnóstico no le bastan la fe ni la razón, le falta sólo el arrojo.

- El creyente y el ateo apuestan y ponen toda su fortuna en una casilla diferente, mientras que el agnóstico reparte su dinero entre las dos posibilidades. Se puede decir que es una opción inteligente, pero también cobarde.

- Una prueba racional de la existencia de Dios es una idiotez solemne.

- Jorge Wagensberg relaciona el número de sílabas de las palabras con su frecuencia de uso y por lo tanto con su importancia para todos: mar, pan, Sol, agua, luna, yo, tú, él. Fe y Dios.

- El ateo también trata con lo inefable, la religión no tiene su monopolio. La religión aprovecha muy bien la tendencia innata del ser humano a pensar y sentir lo inefable, su vertiente espiritual, la capacidad tan específicamente humana del sobrecogimiento. Esa capacidad está ahí al margen de con qué se llene o a qué se dedique. El religioso siente el aliento de Dios en todo lo trascendente, el inmanente, el fiel a la tierra, siente el gozo intelectual y el placer estético, por ejemplo. Y todos, el enamoramiento.

- El coche del señor cura no arranca y me pide ayuda. Lo arreglo. Él me da las gracias y encuentra en el santoral el obrador del milagro que ha solucionado su problema. Él se acuerda de San Pascual. Yo me acuerdo de El Quijote: "No milagro, milagro, sino industria, industria" https://t.co/qDo2ixmjzX

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