¿Llegan los Reyes Magos a las casas de los impíos?



Cuando mi hija estaba en 2º curso de infantil, antes de las vacaciones de Navidad la maestra organizó una actividad de recreación de un belén. Como no iba a clase de religión pensó que mi mujer y yo podíamos oponernos a que participara así que nos pidió permiso. En otra ocasión una amiga de mi hijo le preguntó seguramente movida por la misma duda que asaltó a la maestra, que si dado que no somos religiosos en nuestra casa hay Reyes Magos. La Navidad es fiesta oficial en España como en todos los países cuya cultura guarda influencia del cristianismo. Los ayuntamientos organizan cabalgatas de Reyes Magos o belenes en los que se hace una evidente referencia a la religión. Parece así que las administraciones públicas están haciendo manifestaciones religiosas o colaborando en su ejecución y eso que España es un estado aconfesional. Estos ejemplos que acabo de exponer son una muestra de los casos en que parece que la coherencia chirría al celebrar la Navidad cuando se deja a un lado la religión. ¿Puede quien no es religioso celebrar la Navidad y ser coherente? ¿Llegan los Reyes Magos a las casas de los impíos?


En la Navidad se conmemora el nacimiento de Jesús de Nazareth. Se sabe sin embargo que ese nacimiento no ocurrió en estas fechas. Que la celebración se haga el 25 de diciembre se debe a la convivencia con las fiestas ya existentes que la nueva religión cristiana se encontró cuando comenzó su labor evangelizadora. Consideró preferible adaptarse a las costumbres antes que destruirlas para implantar otras nuevas. Muchas fiestas que las diferentes culturas celebraban por estas fechas atendían sin embargo a un hecho más fundamental y que afectaba de forma evidente a todos los pueblos, y que es el solsticio de invierno, momento en que los días dejan de acortarse para empezar a crecer restando tiempo a las noches. El ciclo vital en el planeta vuelve en este momento una esquina que lo conducirá a la explosión de vida de la primavera y el verano. Pues bien, siendo así, conviene recordar que con la Navidad estamos participando en una tradición que no se construyó de la nada sino que debe muchos de sus componentes a tradiciones anteriores paganas o de otras religiones que el cristianismo muy astutamente se encargó de asimilar y apropiarse y que todas ellas atienden al acontecimiento planetario que es el solsticio de invierno. Siendo así, déjenme que, aunque tarde, les felicite y les diga "Feliz Solsticio de Invierno".

La Navidad fue en su origen una fiesta religiosa pero hoy es más que eso. La sociedad vive un proceso de secularización con el que la religión ha perdido un espacio que hace años ocupaba por completo. Es generalmente aceptado que la religión en nuestra sociedad se vive en el espacio privado y que el Estado se debe encargar de proporcionar las condiciones para que el ejercicio de la religión pueda producirse con tolerancia y libertad. El cristiano creyente y practicante vive la Navidad con el sentido que le proporciona su religión pero debe aceptar que dicho sentido no la agota, que si bien la Navidad puede tener un contenido religioso, este contenido no es imprescindible para una cultura laica que se la ha apropiado con todo el derecho. Se ha creado una tradición nueva en la que la Navidad se puede vivir sin la religión porque las tradiciones vivas se van haciendo con el tiempo y se van adaptando a la cultura del momento. Y la Navidad es una tradición muy viva. Hay todo un mundo creado en torno a la Navidad, un mundo recreado para ser mejor al menos por unos días durante los cuales los buenos sentimientos y las buenas intenciones afloran, las familias se reúnen y las calles se llenan de luz. La Navidad es desde mi punto de vista vacaciones de otros, encuentro con los amigos, final y balance del año y presentación y propósitos del nuevo. Es descanso laboral, vida familiar, semanas con varias vísperas, no saber qué día es hoy, regalos, compras a porrillo, la paga extra, la nieve casi siempre ausente, feliz Navidad, igualmente, la lotería, el árbol, Papá Noel y los Reyes Magos, el cava, las uvas, más compras, la San Silvestre, la obligación de ser feliz, echar de menos a los que faltan, deseo de encuentro, descuidar el odio, apetecer el perdón, la resaca, Chencho extraviado, los besos a discreción y la educación, el mensaje navideño y las reacciones, el Concierto y los saltos de esquí, el turrón y los mazapanes, la digestión pesada, el calor en casa y el frío fuera, Encarna y las empanadillas, abundancia y despilfarro, el vestido de Pedroche, los villancicos de siempre, las bolas de colores y más compras. Puede ser una fiesta religiosa pero puede no serlo en absoluto. La cultura que apartó a la religión se quedó con la Navidad porque le pertenecía y porque le gustaba.




La religión cristiana celebra en Navidad el nacimiento de Jesús de Nazareth. Yo no vivo la Navidad renegando de su origen, es decir, a pesar de su sentido conmemorativo, puesto que pienso que se trata de un acontecimiento histórico que celebro con gusto ya que admiro esa figura. La maestra de mi hija no lo sabía. Jesús fue un maestro de la ética que impartió una enseñanza nueva en su época que ha llegado hasta nuestros días dejando una huella muy clara en nuestra cultura. Hay muchas razones para que Jesús merezca ser recordado pero ahora voy a mencionar solamente una. Hizo la primera formulación que yo conozco de la idea de humanidad, aunque él no empleara esa palabra. Entendió que todos los hombres por ser hijos de Dios eran iguales y pertenecían a un mismo pueblo, superando los particularismos. Propuso un programa de cambio en las costumbres basando las relaciones entre los hombres en el desprendimiento y el amor. Pero su proyecto era religioso y no filosófico y no fundamentó esas relaciones de igualdad y amor en lo terreno, en la propia humanidad, sino en la divinidad. Si hubiera cortado los vínculos con Dios habría hecho una propuesta humanista, pero Jesús nació en Belén, no en Atenas. Yo tomo lo que me interesa y dejo lo que no y mi santoral laico el día 25 de diciembre conmemora su nacimiento. No lo veo como hijo de Dios, le doy el título para mí menos pretencioso pero más real de maestro de la ética. Y como no estamos tan sobrados de personajes ejemplares, este me lo apropio sin los vestidos religiosos como me apropio la Navidad.

Y sí, a la casa de los impíos sí llegan los Reyes Magos. Feliz Navidad


Comentarios

  1. Querido Gerardo:
    Creo, como tú, que la Navidad no pertenece a los creyentes, al igual que la Semana Santa o cualquier otra celebración religiosa. Nuestra cultura, guste o no, se basa en la cultura y la tradición cristiana, pero el origen de nuestras tradiciones no debe impedirnos ver la realidad de nuestras actuales circunstancias.
    Tal y como hizo el cristianismo en su tiempo, el laicismo se ha apropiado de las costumbres que le precedieron, Así pues, los cristianos celebran la Navidad y el resto.... pues también.
    Feliz Navidad

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