Tiempos incompletos


 

Cuatro de noviembre, camino al trabajo. Cielo en silencio, plano y gris. ¡Ay, los vencejos!

Manos frías y aliento blanco. Ilusión y alegría justas, cosas de estos momentos. Sin un pensamiento perdurable de ronda en la cabeza. A paso rápido y decidido, mucho pendiente y poco tiempo.

Poca gente, pero sí la de costumbre. ¡Buenos días!, ¡hasta luego!, comentario breve, saludo con la mano o nada, según el trato.

Sin un verbo.


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