Hombre y feminismo.

Hombre y feminismo



"¿Se puede ser no feminista?" es la pregunta que plantea mi amiga Alejandra en una de las entradas de su blog como aportación a un debate abierto en el animado grupo de wasap de los amigos.



El feminismo trata de eliminar la discriminación y el ataque a su dignidad que sufren muchas mujeres por razón de su sexo. En estas situaciones el feminismo actúa para corregir la desviación de la igualdad y restituir la justicia, para alcanzar un estado en el que los hombres y las mujeres disfruten de los mismos derechos y el mismo respeto y que estos en ningún caso sufran menoscabo por el hecho de pertenecer a un determinado sexo. El feminismo es así una lucha especialista por la igualdad ya que de todos los casos en los que esta es atacada, que son muchos, se centra en aquellos cuyo motivo es la discriminación por género.

La lucha por la igualdad ha dejado frutos muy evidentes. La sociedad ha incorporado en su ideario los principios igualitarios y de justicia y condena comportamientos discriminatorios que hace no muchos años eran aceptados. Además las leyes garantizan la igualdad de todos los ciudadanos, algo que forma parte del derecho positivo. La ley castiga el ataque a la dignidad de las personas y la discriminación por razones de sexo. Sin embargo, el derecho positivo no regula todos los comportamientos humanos y en las relaciones sociales hay espacios donde la ley no llega. Son los espacios de lo cotidiano, a veces de lo privado y a veces de lo público. Aquí es donde se manifiesta el machismo más frecuentemente en una sociedad como la nuestra. El machismo está fuera de la ley pero presente todavía en muchas relaciones sociales de forma sutil o grosera: en una selección de personal, en un campo deportivo o al volante de un coche. Esos comportamientos no están penados, no constituyen delitos, pero son malos, malos en un sentido moral y así son entendidos generalmente.

¿Cuál es mi posición ante esta situación como hombre? Los ataques a la igualdad y por tanto a la justicia me afectan siempre independientemente de a quién van dirigidos. Como hombre no sufro los ataques machistas y como blanco tampoco sufro los ataques racistas pero no por ello soy ajeno a ellos. Creo en la igualdad y es para mí un principio constitutivo. Por ello a la hora de considerar esos ataques salgo de la dialéctica hombre-mujer y los veo como ataques que tuvieron una causa sexista pero que afectan a la humanidad entera, de la cual yo formo parte. Ni me siento ajeno por el hecho de que nunca van a ir dirigidos hacia mí, ni me siento más afectado por el hecho de que lo provocó una persona de mi género. Aquí la cita del clásico: "Homo sum, humani nihil a me alienum puto". Soy un hombre, nada de lo humano me es ajeno.



Entonces, ¿se puede no ser feminista? Si crees en la igualdad, no. Hoy no, dado que el machismo sigue provocando agresiones en grado diverso a todos los niveles y en muchos lugares. El compromiso con la igualdad es un compromiso con el feminismo como lo es contra el racismo o contra la pobreza. Sin embargo, debemos aspirar a una situación en la que el feminismo deje de ser necesario porque las relaciones hombre mujer se hayan equilibrado y hayan desaparecido los abusos. En ese momento se dejará de ver la sociedad desde la dialéctica hombre-mujer para verla como una unión de ciudadanos libres e iguales, que es lo que realmente es.


Peñaranda de Bracamonte 26 de octubre de 2019

Comentarios

Entradas populares de este blog

Filosofía para Juan

Sobre Derechos Humanos y derechos animales

Analogía de un mecánico de coches